María Parra Martí

María Parra Martí, o la demostración de que los sueños están para luchar por ellos

Nace en Ciudad de México el 24 de febrero de 1979, donde residirá y se criará hasta llegar a la adolescencia. Será con su paso a los estudios superiores cuando se mueva a la ciudad de Puebla para cursar la carrera de Comunicación en la Universidad Iberoamericana. Allí crecerá como persona gracias a su condición responsable y sacrificada, descubriendo el verdadero valor del esfuerzo y la constancia, algo que se convertirá en late motiv de su periplo literario, pues desde que empezó a escribir, dese que descubriera que lo que realmente ama en este mundo es plasmar lo que hay en su interior en negro sobre blanco, ha luchado por cumplir su sueño de poder vivir de ello, de convertirse en profesional.  

Su inquietud y ganas de desarrollarse como ser humano llevaron sus pies al otro lado del charco, a Cataluña, cerca de la ciudad de Barcelona más concretamente, donde hoy reside desde hace casi veinte años. 

Una mujer todoterreno 

Su amor por el arte, a la literatura y todo lo relacionado la acercaron a la interpretación, lo que la llevó a cursar Arte Dramático en diferentes escuelas de la región, aunque actuaría como profesional sólo en alguna que otra ocasión. En el ámbito laboral tuvo que convertirse en una muejr polifacética para sobrevivir en un país extranjero, en el que muchas de las asignaturas de su carrera no estaban convalidadas quedando invalidados sus conocimientos universitarios para poder trabajar de ellos. En su momento, además de actriz, fue figurante, monitora infantil en campamentos de verano, profesora de idiomas, adeministrativa e ingeniera e calidad. Un popurrí conseguido en momentos de inestabilidad y que por fin parecieron quedar atrás con su llegada al mundo del enoturismo, un sector en auge en el que lleva trabajando ocho años. 

Literatura ecléctica

Y en cuanto a lo literario, que es lo más importante aquí, quizá la pregunta que habría que formularse en el caso de María es: ¿los escritores nacen o se hacen? En su caso es un ejemplo claro de un escritor que nace siéndolo, pues las letras siempre han ido asociadas a su persona, como forma de expresar el mundo que le rodea y, sobre todo, como forma de extraer lo que lleva dentro. Digamos que ha navegado entre la diversión y el psicoanálisis de uno mismo, pues la escritura además de hacerla feliz la ayudaba a domar los demonios que nos atormentan en cada momento de nuestra vida. 

Quizá sean estos los motivos que la hayan convertido en una mujer de temática múltiple, pues es capaz de escribir en géneros infantiles, juveniles y adultos con la misma fluidez y siempre teniendo en cuenta el tipo de público al que se enfrenta. Y quizá esa labor psicológica de la escritura sobre su persona hace que busque de una forma consciente o instintiva textos con moraleja o enseñanzas, como un Esopo del siglo XXI, utilizando la imaginación y la fantasía como vehículo para el crecimiento del individuo. 

Mas no esperen la prosa complicada de los clásicos, María escribe sencillo, fácil de digerir.

Su obra literaria

Así se lanzó a la narrativa de fantasía juvenil con El planeta de las brujas de la mano de El Salto Editorial, aunque hoy lo tiene a la venta como autopublicado, el género romántico con Mi buena esperanza lo sacó con el sello Caligrama Editorial y Un amor blanco de nuevo autopublicado. Por último, ha vuelto al regazo de El Salto Editorial en el 2024 para publicar una serie de historias que unen lo introspectivo y lo fantástico con el compendio de cuentos de Mamá, córtame las alas y otros relatos.