Publicado en 2006, este libro sorprende porque podría haberse escrito en 2024 visto el panorama sociopolítico actual. Asistimos a un retrato descarnado del poder y de aquellos que lo detentan, dispuestos a todo con tal de mantener sus privilegios. Políticos enfermos de ambición, incapaces de empatizar con el sufrimiento ajeno, urden maquinaciones maquiavélicas para alcanzar sus objetivos.
La corrupción se presenta como un virus que se propaga rápidamente, contagiando a quienes se cruzan en su camino. Militares, motivados por un genuino deseo de servir a su país, se ven arrastrados a una espiral de violencia y traición. La seducción del poder es tan poderosa que nubla su juicio y los convierte en piezas de un juego perverso.
La novela nos sumerge en un mundo de intrigas, traiciones y secretos a voces. La trama, llena de giros inesperados, mantiene al lector en vilo de principio a fin. Cada capítulo es como un episodio de una serie adictiva, dejando cabos sueltos y preguntas sin respuesta que invitan a seguir leyendo.
El autor ha logrado crear unos personajes complejos y multifacéticos, con los que el lector puede empatizar o detestar. Desde los políticos corruptos hasta los militares desilusionados, pasando por los civiles atrapados en medio de la tormenta, todos ellos son víctimas y victimarios a la vez.
Esta novela es una crítica mordaz al sistema político y a aquellos que lo manipulan en beneficio propio. Es una llamada a la reflexión sobre los peligros del poder absoluto y la importancia de la ética y la moral en la vida pública.